Las lentes intraoculares (LIO) han revolucionado la cirugía de cataratas, proporcionando una alternativa segura y eficaz para restaurar la visión. Estas lentes artificiales reemplazan el cristalino natural del ojo, mejorando significativamente la calidad visual. En la mayoría de los casos, la intervención es un éxito, pero, como cualquier procedimiento quirúrgico, pueden presentarse complicaciones.
Uno de los temas que más preocupa a los pacientes es el rechazo de la lente intraocular. Aunque este término se usa comúnmente, es importante aclarar que las LIO no pueden ser rechazadas en el sentido inmunológico, como ocurre con los trasplantes de órganos. En realidad, lo que llamamos “rechazo” se refiere a problemas postoperatorios que pueden afectar la visión o la estabilidad de la lente.
Qué es el rechazo a la lente intraocular
Las lentes intraoculares no generan rechazo inmunológico, ya que están fabricadas con materiales biocompatibles. Sin embargo, algunos pacientes pueden experimentar complicaciones que afectan su adaptación a la lente o su funcionalidad. Entre estas, destacan:
- Opacificación de la cápsula posterior: Una de las complicaciones más comunes, que provoca visión borrosa después de la cirugía.
- Desplazamiento de la lente: En algunos casos, la lente puede moverse de su posición original.
- Infecciones intraoculares (endoftalmitis): Una complicación grave, aunque poco frecuente.
Factores de riesgo asociados a complicaciones con las LIO
Algunos factores pueden aumentar el riesgo de problemas después de la implantación de una lente intraocular:
- Condiciones oculares preexistentes: Pacientes con miopía alta o síndrome de pseudoexfoliación tienen un mayor riesgo de desplazamiento de la lente.
- Uso de lentes multifocales: Pueden generar halos de luz o deslumbramientos, lo que puede resultar incómodo para algunos pacientes.
- Infecciones postoperatorias: Aunque poco frecuentes, pueden presentarse si no se siguen adecuadamente las recomendaciones médicas.
A pesar de estos riesgos, las LIO tienen una tasa de éxito superior al 95%, según la American Academy of Ophthalmology, y las complicaciones graves ocurren en menos del 1% de los casos.
Síntomas de rechazo a las lentes intraoculares
Si has sido operado de cataratas e implantado una LIO, es fundamental estar atento a cualquier signo de complicación:
1. Visión borrosa o sensación de lente sucia
Puede deberse a la opacificación de la cápsula posterior, un problema que se corrige fácilmente con un tratamiento láser (YAG).
2. Inflamación ocular persistente
Si notas enrojecimiento, sensibilidad a la luz o dolor, es posible que haya una inflamación postoperatoria que requiera tratamiento con gotas antiinflamatorias.
3. Desprendimiento de retina
Síntomas como la aparición de sombras en el campo visual o destellos de luz pueden indicar un desprendimiento de retina, que requiere atención médica urgente.
4. Aumento de la presión ocular (glaucoma)
El glaucoma postoperatorio puede dañar el nervio óptico. Es importante realizar controles oftalmológicos para prevenirlo.
5. Ojos secos o sensación de cuerpo extraño
La sequedad ocular es común tras la cirugía y puede aliviarse con lágrimas artificiales.
6. Halos de luz y deslumbramientos nocturnos
Algunas personas experimentan disfotopsias (halos o destellos alrededor de las luces), especialmente si llevan lentes multifocales.
7. Caída del párpado (ptosis)
Puede aparecer tras la cirugía, pero generalmente se resuelve de forma espontánea.
8. Infecciones graves (endoftalmitis)
Si sientes dolor intenso, pérdida de visión y enrojecimiento severo, consulta con un oftalmólogo de inmediato.u tratamiento. ¡Consulta con un especialista para encontrar la mejor solución para ti!
Qué hacer si experimentas alguno de estos síntomas
Si notas cualquier anomalía en tu visión después de la implantación de una LIO, lo más recomendable es acudir a un oftalmólogo especializado en cirugía de cataratas para realizar una revisión y descartar cualquier problema.
En Cristalens somos fabricante de lentes intraoculares. La elección del implante depende de las necesidades del paciente según el trastorno ocular que deba corregir, su estilo de vida y sus necesidades profesionales. Ante cualquier duda la mejor opción siempre es acudir al oftalmólogo o oftalmóloga para realizar una revisión y descartar cualquier problema o patología.